Efectos de la Menopausia en el Cerebro
- Dra. Erika Salazar
- 5 may 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 25 sept 2024
«Lentitud mental, dificultad para recordar yconcentrarse, insomnio, cambios del estado de ánimo… tienen una razón de ser, podemos entender qué nos pasa y buscar soluciones»
Contexto
Hasta un 60% de las mujeres peri menopáusicas y menopáusicas experimentan alteraciones cognitivas como olvidos, problemas de atención, dificultad para planear y cambios en el estado de ánimo, mismos que podrían confundirse con deterioro cognitivo y demencia (Devi Nayatri, Neuróloga, Universidad de Columbia/Universidad de Nueva York)
El deterioro cognitivo relacionado a la menopausia ocurre entre los 40 y los 50 años, momento en que las mujeres se ven severamente afectadas en su productividad y calidad de vida.
La cantidad de mujeres que desarrollan depresión en la peri-menopausia es de hasta un 70%, con un 30% durante la post menopausia (Soares, 2017).
Las mujeres son dos veces más propensas que los hombres a desarrollar depresión, y tres veces más propensas a desarrollar Enfermedad de Alzheimer (EA) y experimentar mayor deterioro cognitivo conforme progresa la EA (Hamson and Galea, 2016)
La menopausia no suele pasar desapercibida, los bochornos son el síntoma más frecuente, sin embargo, no son el único, también se acompaña de trastornos del sueño, olvidos, irritabilidad, labilidad emocional, dificultades para concentrarse y disminución de la libido. Lamentablemente estas molestias no han resultado tan relevantes porque forman parte del “cambio de vida” que todas experimentamos, no es una enfermedad y por tanto, su estudio tiene un limitado interés.
Las alteraciones cognitivas relacionadas a la menopausia, cuando son abordadas medicamente, se estudian pensando en deterioro cognitivo o condiciones psiquiátricas, razón por la que raramente se conecta su “historia menstrual” con los síntomas cognitivos. Por otro lado, los estudios que suelen hacerse no arrojan ningún dato “anormal” por lo que se suele decir que “todo está bien” y la mujer queda en el limbo del diagnóstico, con una marcada propensión a pensar que sus síntomas son producto de la imaginación.
Cambios en el cerebro relacionados a la Menopausia
Debemos considerar que muchos de los síntomas que se presentan durante la menopausia obedecen a alteraciones en el funcionamiento del cerebro, por ejemplo, los bochornos, la “niebla mental” los olvidos, la fatiga, la irritabilidad, la tendencia al llanto, la disminución del deseo sexual, los cambios en el apetito. Todas estas condiciones obedecen al funcionamiento cerebral.
Los cambios hormonales relacionados con la menopausia, generan modificaciones estructurales y funcionales en el cerebro que desencadenan síntomas como los bochornos, los olvidos, el insomnio, la tristeza, la irritabilidad y las dificultades para concentrarse; estas condiciones deberían ser transitorias, es decir, deberían resolverse una vez concluida la transición de la menopausia, aunque debemos considerar que esta transición puede durar de 5 a 7 años, lo que genera un período muy largo donde la calidad de vida se ve dramáticamente mermada; lo cual vuelve imperante ofrecer soluciones.
Por otro lado, están las consecuencias a largo plazo, y es que los cambios hormonales propios del proceso de la menopausia, aceleran el proceso de envejecimiento cerebral, independientemente de la edad de la mujer, es decir, una mujer que se desarrolla una menopausia post quirúrgica a los 35 años, presentará el mismo envejecimiento cerebral que una mujer que llega a la menopausia a los 55 años (Lisa Mosconi, Cornell University, 2017)
¿Porqué experimentamos estos síntomas durante el proceso de la Menopausia?
Durante la perimenopausia el aporte de energía al cerebro disminuye hasta en un 30% en comparación con las no menopáusicas (Mosconi et al, 2009)
Disminuyen los mecanismos que nos permiten una adecuada respuesta al estrés, lo que nos hace más propensas a consecuencias negativas del estrés tales como la depresión y la ansiedad.
Disminuye la capacidad de formar nuevas neuronas en un área del cerebro relacionada directamente con la memoria, lo cual favorece una disminución en el tamaño de esta estructura y consecuentemente problemas de memoria.
Disminuye la producción de sustancias “neurotróficas” y proteínas importantes para formar nuevas conexiones, lo que induce disminución a la neuroplasticidad.
Disminuyen los mecanismos cerebrales de neuroprotección, lo que hace al cerebro más vulnerable.
Aumenta la neuroinflamación y el estrés oxidativo, condiciones que favorecen el envejecimiento cerebral.
Los cambios que ocurren en el cerebro durante la menopausia genera menos tolerancia al estrés, de manera que una condición de estrés sostenido en este período puede desencadenar en depresión y trastornos ansiosos.
Se disminuyen los mecanismos regulatorios para el metabolismo de la proteína amiloide, lo que favorece que esta se acumule y forme placas que preceden algunas enfermedades neurodegenerativas.
CONCLUSIONES
La menopausia no solo representa una necesidad de considerar el uso de terapia de reemplazo hormonal, sino un momento en la vida de la mujer donde los tratamientos anti oxidantes y anti inflamatorios deben tomarse en cuenta, ya que son precisamente esos elementos los que se ha visto causan alteraciones en el cerebro.
Los cambios hormonales relacionados a la menopausia generan alteraciones morfo-funcionales en el cerebro que pueden terminar en deterioro cognitivo y aumentan el riesgo para EA.
La disminución de los estrógenos se asocia con una disminución de los mecanismos de neurorregulación y neuroprotección, que podrían propiciar el deterioro cognitivo, sobre todo durante el período de la menopausia.
Las mujeres parecen ser más susceptibles al estrés dadas las características biológicas que poseen, esto favorece el desarrollo de patologías como depresión y ansiedad.
La Terapia de Reemplazo Hormonal sí representa una opción para disminuir el riesgo de EA en las mujeres.
La menopausia no es una enfermedad, es una etapa de cambio que de no manejarse adecuadamente podría ser un riesgo para el desarrollo diversas patologías entre ellas el deterioro cognitivo y consecuentemente la Enfermedad de Alzheimer.