Las Hormonas del Amor
- Dra. Erika Salazar
- 25 feb 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 25 sept 2024
Cuando estamos enamorados nuestro pensamiento solo se enfoca en una única idea; el ser amado, nos olvidamos de otras personas o actividades y modificamos nuestra respuesta al miedo, siendo más atrevidos y más creativos. El asunto no se queda ahí, además de estas manifestaciones también experimentamos cambios fisiológicos, entre ellos, aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración, disminución del sueño y pérdida del apetito. Estos son los efectos del amor, muy similares a los que causan ciertas drogas.
¿Cómo explicamos semejantes transformaciones en nuestro comportamiento y en el funcionamiento de nuestro cuerpo? La respuesta está en las hormonas y los neurotransmisores, sustancias químicas que actúan en nuestro cerebro y transforman nuestro comportamiento y emociones.
¿Cuáles hormonas son las responsables?
Se trata de abundantes sustancias químicas que generan un verdadero festín en el cerebro, algunas de ellas son; la testosterona, la oxitocina, la dopamina, las endorfinas y algunas más, a continuación vamos a profundizar en algunas de las que tienen más impacto en esta fase de enamoramiento.
Testosterona se producen principalmente en los testículos y los ovarios y se asocian al deseo sexual, más allá del amor que podríamos llegar a sentir por alguien, estas hormonas se relacionan con esa necesidad del acto sexual. La testosterona actúa en áreas del cerebro que nos hacen sentir deseo y nos permite ser más arriesgados. Cuando estas hormonas bajan, por razones como la andropausia o la menopausia, es usual que el deseo sexual también disminuya. En el caso de los hombres, además de la disminución en el deseo se pueden notar dificultades para lograr una erección o para mantenerla durante el acto sexual.
Dopamina; el placer que experimentamos con nuestras parejas se asocia con esta sustancia que produce nuestro cerebro y que se asocia al “sistema de recompensa” que hemos desarrollado a lo largo de la evolución. Este sistema es muy importante porque nos hace repetir acciones que generan una sensación agradable o de “recompensa”, y puede resultar siendo algo adictivo. De hecho, muchas drogas actúan en estas vías nerviosas de la dopamina, de ahí que decir que el amor es una droga, no resulta para nada descabellado. Este neurotransmisor llamado dopamina, interviene en muchas otras funciones importantes de nuestro cerebro tales como la atención, la motivación y la creatividad, quizá por esto, los enamorados prestan tanta atención a sus parejas.
Noradrenalina: es la responsable de que nos aumente la frecuencia cardíaca cuando simplemente pensamos en nuestras parejas o en el ser deseado, también se asocia con dilatación pupilar, un mecanismo involuntario que nos permite integrar más correctamente las imágenes, así que una dilatación pupilar, podría ser una manifestación auténtica de enamoramiento y una buena razón para mirarnos a los ojos.
Oxitocina; responsable de generar sentimientos de conexión, de hacernos empatizar y de incentivar sentimientos de fidelidad. Esta hormona se libera durante el orgasmo y durante el contacto físico, y puede ser un arma de doble filo, porque al parecer genera mayor propensión a los celos, quizá, por la conexión intensa que favorece y que nos preocuparía perder.
¿De qué depende la selección de la pareja? De la química…
Además de nuestra crianza, costumbres y credos, la biología determina en gran parte a quién escogemos como pareja. Nuestro cerebro tiene distintos “sistemas” que nos hacen más proclives a ciertos gustos y necesidades.
La investigadora Hellen Fisher, es una bióloga y antropóloga que se ha dedicado a estudiar la relación entre las hormonas y el amor, y dentro de sus investigaciones ha logrado definir que tenemos “Sistemas Cerebrales” los cuales están definidos por hormonas y neurotransmisores que son los responsables en parte de nuestra personalidad y sin duda de nuestra selección de pareja.
Esos sistemas cerebrales se han definido de acuerdo a la sustancia química predominante, y parecen ser determinantes en moldear parte de nuestra personalidad:
Sistema de Dopamina/Norepinefrina: Exploradores, optimistas, impulsivos, independientes, creativos
Sistema de Serotonina: Tradicionales o convencionales, precavidos, estructurados, prudentes, respetuosos, religiosos, sociales.
Sistema de Testosterona: Analíticos, directos, decididos, excépticos, competitivos.
Sistema de Estrógenos/Oxitocina: Negociadores, intuitivos, imaginativos, holísticos, empáticos, hábiles con la palabra, confiados, expresivos emocionalmente, inteligencia diplomática.
¿Con cual de estos sistemas se identifica? La pregunta es válida porque al parecer, el sistema que predomina en nuestro cerebro es el que nos hace seleccionar una u otra pareja. Al parecer, las personas en cuyos cerebros predominan los sistemas Dopamina y Serotonina, sentirán más atracción por personas del mismo sistema. En tanto que los de Testosterona y Estrógenos/OXT se verán más atraídos por sus polos opuestos.
Sabemos que la selección de pareja es un proceso complejo que involucra muchas variables que son de índole social, pero no podemos despreciar el efecto de la biología en nuestras decisiones.
Si dependemos de estas sustancias químicas para procesos tan complejos como el enamoramiento y la atracción, las alteraciones en estas sustancias podrán modificar nuestro comportamiento sexual, nuestra capacidad de sentir placer y en general, nuestras emociones.